Parafraseando a Simone de Beauvoir(1908-1986) "No olvidéis jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados. Esos derechos nunca se dan por adquiridos. Debéis permanecer vigilantes durante toda vuestra vida". Nunca fue fácil... muchas mujeres casi heroínas lucharon por conquistar un mínimo de igualdad social, que se manifestó llamativamente con el derecho al sufragio, pero que paulatinamente ha supuesto la eliminación de licencias parentales o maritales, la posibilidad de tenencia de bienes o la libertad sobre el propio cuerpo. Todo esto evidentemente en el mundo occidental; no olvidemos que existe una brecha en derechos importantísima con otros países. También se demuestra históricamente que cuando se producen avances importantes en el reconocimiento de derechos de las mujeres, casi automáticamente se da un recrudecimiento del patriarcado en sus posicionamientos más burdos.
Es lo que ha ocurrido en Estados Unidos con el gobierno de Donald Trump o de una forma escandalosa en Brasil en el incipiente mandato de Jair Bolsonaro. Y es que esos planteamientos ultra-reaccionarios han permanecido agazapados en las derechas clásicas y ahora se destapan de forma abrupta.Y es lo que se evidencia con los planteamientos de Vox, un jabato del Partido Popular que representa las más rancias creencias y que supone un peligrosos avance de las posiciones más arcaicas con discursos facilones y falsos y con la vieja táctica del populismo más desvergonzado: dar soluciones fáciles a problemas difíciles(crisis económica, crisis energética, crisis política, crisis social) identificando a enemigos sobre los que verter nuestros resentimientos, en este caso mujeres e inmigrantes. Se esgrimen sin pudor alguno planteamientos carentes de rigor, como la desigualdad que sufren los hombres, la existencia de gran número de denuncias falsas o la presentación del feminismo como un movimiento revanchista de cambio del poder masculino por el femenino.
Todo ello encaminado a que se instale la creencia social de que los derechos adquiridos por las mujeres son privilegios. Y evidentemente, eso no es así...si hacemos un símil entre la dominación sufrida por la mujer debida a una estructura de poder patriarcal, y el esclavismo, nadie consideraría que la abolición de la esclavitud otorgó privilegios a los libertos. ¿Por qué se considera entonces que la igualdad entre hombres y mujeres es una amenaza? Sencillamente porque los privilegios existen en el lado masculino y la sociedad patriarcal no está dispuesta a despojarse de ellos. ÉSA ES LA CLAVE.
Estamos inmersos en una época histórica convulsa, con una crisis política , democrática y económica muy profunda que se convierte en terreno abonado para las posiciones más reaccionarias, ad exemplum Vox. Estamos todos consternados por la irrupción parlamentaria de esta fuerza política en Andalucía, tierra plural, multicultural, diversa y acogedora, con una larga tradición de luchas y desigualdad. Y se plantea la posibilidad de un gobierno entre Ciudadanos y el partido Popular que es inviable sin el apoyo de Vox. Y nos someten al bochornoso espectáculo de simular que no existen pactos con la formación ultraderechista. Y se pone encima de la mesa la petición de que se eliminen las ayudas en materia de violencia de género y que se deroge la Ley que las ampara. Todo ello tras un año en el que ha tenido lugar la exhibición apoteósica de la concienciación en materia de igualdad en la sociedad española y andaluza materializada en la jornada del 8 de marzo pasado. Esto no es gratuito; es la reacción del privilegio frente a los derechos.
Ahora más que nunca es necesaria la unión social para frenar estos planteamientos atentatorios contra losderechos humanos, pues dejan en situación de desprotección a uno de los sectores más vulnerables de la sociedad: las mujeres maltratadas. Justamente se trata de lo contrario; es necesario profundizar y mejorar la normativa, apostar de una forma clara por la educación en igualdad y realizar un ambiciosos programa de formación de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado y de los órganos jurisdiccionales específicos. Todo ello para evitar el desvalimeinto y la pracariedad de mujeres que, en una situación psicológica y personal muy endebles, toman la difícil decisión de salir del círculo de la violencia.
No podemos albergar la más mínima duda de que las conquistas sociales no deben cuestionarse; una sociedad avanza si es rica en derechos, libertades y conciencia social. Los planteamientos de Vox son los síntomas de una sociedad enferma que debe curarse con solidaridad, justicia social, equidad y mucha, mucha reivindicación. No podemos dar ni un paso atrás porque nosotras y las generaciones venideras no lo merecemos.
Por eso apoyo totalmente y estaré presente en la concentración convocada el 15 de enero en Sevilla en la puerta del Parlamento Andaluz para pedir que nuestros derechos no se conviertan NUNCA en moneda de cambio de gobiernos y sillones.
No en mi nombre.
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